Cuando los antiguos romanos conocieron la región montañosa de Ática, el lugar más elevado del país (donde se ubica Atenas), comenzaron a llamar “atticus” al punto más alto de cualquier edificación. De ahí proviene lo que hoy en día conocemos como ático.

Eso no significa que se considere siempre como ático, a la parte más alta de un edificio. Por eso si estás valorando compra uno, ten cuidado ya que, aunque te lo vendan como tal, puede que no lo sea y la diferencia de precios es de hasta el 40%.

Lo que era y lo que son

Si nos fijamos, la mayoría de los edificios de los años 60 y 70, están coronados con amplias terrazas comunitarias. Estas terrazas solían tener una vivienda que era en la que residían los porteros. Porque sí, antiguamente los porteros tenían su vivienda y a su familia viviendo en el edificio.

Esta vivienda estaba situada en lo más alto de los edificios, ya que eran los peores sitios para vivir del inmueble. Los ascensores se estropeaban continuamente, hacía mucho calor en verano y bastante frío en invierno. Así, el portero o portera, eran los que tenían la piel más curtida y los mejores gemelos del edificio.

Hoy en día, los ascensores ya no tienen tantas averías como antaño. Y aires acondicionados y calefacciones centralizadas han resuelto en gran medida este tipo de desavenencias. Encima, disfrutar del aire libre y la ausencia de vecinos taconeando en el piso de arriba después de una noche en la Feria de Abril, han hecho que dichas estancias sean las más deseadas por los amantes de las barbacoas y su posterior y merecida siesta.

Diferencias entre ático y último piso

Un ático, por definición, tiene que estar en el último piso. Pero eso no significa, que todo lo que esté en el último piso sea un ático. Por tanto, para que sea catalogado como tal, deben mantener las siguientes características:

1. Mayor amplitud de metros que el resto de las viviendas del edificio.
2. Cuentan con una amplia terraza contigua a salón y/o cocina, cuya función es la de proporcionarnos una amplia panorámica del paisaje que nos rodea. Y que además sea un lugar para… RESPIRAR.
3. Rodeados de menos vecinos. Y esto sumado a que los áticos están más alejados del suelo, producen un efecto de reducción de ruido, muy aconsejable para nuestra salud mental y capilar.

¿Y una buhardilla es un ático?

Aquí la diferencia es más difusa. Según la RAE, una buhardilla es:

«1.f. Parte de un edificio situada inmediatamente debajo del tejado, con techo en pendiente y destinada a vivienda».

Esto puede no aclara mucho. Hay que tener en cuenta que siempre puede tratarse de un “ático abuhardillado”, pero al igual que con los últimos pisos, no todas las buhardillas son áticos.

Otra definición que nos puede dejar algo más clara la diferencia es la de la Fundeu:

«El ático es la última planta de un edificio cuando está algo más metida que el resto de los pisos de forma que la cubierta queda más oculta y no llega a la fachada, aunque pueda estar en la bajocubierta. El uso principal de las bajocubiertas es como desván o buhardilla».

Y antes de comprarte uno, ten en cuenta lo siguiente.

1. Lo normal es que nos vendan los áticos como “luminosos”, “maravillosos” y “espectaculares”. Siempre lo son todos según los portales inmobiliarios. Pero tienen sus peculiaridades. Apunta:
2. Estás pagando más por menos metros. El precio de un ático se dispara entre el 20% y el 40% por encima del precio de un piso justo debajo.
3. Vas a pasarte la vida abriendo la puerta al de Vodafone, al de Endesa y al antenista. Si la terraza es comunitaria, lo normal es que este tipo de profesionales te llamen a ti para que les abras la puerta. Y si encima tu vivienda tiene acceso directo a dicha terraza, tienes que ceder por la servidumbre de paso.
4. Cuidado con la factura para enfriar y calentar la casa. Es cierto que esto ya no es lo de antes… pero tal y como está la luz, súmaselo a los extras domésticos.
5. Cuenta con una alarma de seguridad sí o sí. Los áticos son la autopista de los desvalijadores, cacos y otras alimañas. Y mientras más vistoso tengas tu ático, más goloso se ve.
6. Los ascensores ya no se estropean como antes… pero no todos los muebles caben en el ascensor. Si sufres de la espalda, esto puede ser tu remate. Y aunque ya no se estropean como antes, todavía hay días que te tocará subir andando.
7. La luz del sol es buena para ti porque te aporta vitamina D. Pero cuidado con tus muebles y a tus cuadros, lo que le aporta es palidez.
8. Y por último, si hay goteras, serás el primero en enterarte de todo el dificio.

 En vibay hemos querido que cada uno de nuestros pisos se sienta como un ático, aunque no los tengamos. Todas nuestras viviendas incorporan amplias terrazas para que puedas disfrutar del aire libre sin salir de casa; metros pensados para ser útiles; y una distribución y aislamiento, para que los vecinos sean tus amigos y no sepas de ellos más que cuando te los cruces por los jardines comunes.

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